Desaparecidos: De búsquedas y encuentros

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Desde los primeros días posteriores al secuestro de mi padre mi inconsciente elaboró encuentros oníricos con diálogos intensos. Muchos de ellos que aún recuerdo en su textualidad. Frases como “hay que moverse por los desaparecidos” se imponían como el deseo/voluntad de mi padre y marcaron ese primer período. Curiosamente esas conversaciones fueron cambiando a través de los años y adaptándose a las características del momento para convertirse en otras como “¿por qué no te comunicaste nunca conmigo?, ¿dónde estuviste todos estos años?”. No importaba cuán convencida estuviera de su eventual destino siempre quedaba ese espacio de resistencia al que probablemente se le deba llamar, esperanza.

Eso, que yo creía una experiencia personal, íntima, en diálogo con otros familiares de detenidos desaparecidos, me fui dando cuenta de que era común entre nosotros. Que buscábamos, y buscábamos, y buscábamos en diferentes planos y dimensiones, social, política, sicológica, emocional. La búsqueda era algo en común de los que nos juntábamos y los que no, y que de alguna manera nos arreglábamos para encontrarlos.

Sin embargo, hace relativamente poco tiempo me di cuenta que esa experiencia se trasladaba a otras manifestaciones de mi inconsciente, la toma de fotografías. No la fotografía documental o periodística, sino, las que tomaba porque sí. En las que me dejaba fluir simplemente.

Fue en dos fotogramas del verano de 2015 que al verlos en la pantalla led de mi cámara reconocí a un desaparecido. Y las titulé, el desaparecido.

Durante un tiempo me propuse tomar fotografías similares. Buscaba repetir patrones de luz, hora del día, características de la toma, sin embargo, sólo lograba revivir la búsqueda infructuosa de mis últimos cuarenta años, la de la vigilia, la de la vida consciente. Buscaba y no encontraba. Como en la vida real.

Luego, revisando retrospectivamente las tomas de varios años descubrí que había allí, entre las imágenes, una ausencia que gritaba por su presencia. Que sólo se había hecho nítida en esas dos tomas de verano pero que siempre había estado allí. Básica, como una búsqueda a los orígenes.

Dejé de intentar repetirlas y decidí buscar hacia adentro.

Fue entonces que comencé a trabajar el conjunto de fotografías que presento hoy y que nombro como, De búsquedas y encuentros. Es, por su etiología, una serie abierta.

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