Marikana 2014
“Amandla-Awethu” es una serie de fotografías que se propone difundir los hechos ocurridos en agosto de 2012 en Marikana, pequeña ciudad de Sudáfrica, donde a partir de una huelga minera en la empresa Lonmin Platinum, los trabajadores fueron objeto de una masacre con un saldo de 44 muertos y 250 heridos. Una de los asesinados fue Pauline Masuhlo, pocos días después de la masacre, durante las protestas de las mujeres de los mineros huelguistas.
Fueron las mujeres las que asumieron la continuidad de la lucha por los derechos de los mineros, por sus condiciones de vida y también por la verdad y la justicia.
Es en los sitios donde se produjeron los asesinatos que comienza el relato fotográfico, la primera, el montículo donde estaban los huelguistas en el momento de la masacre, la segunda, el lugar frente al local del Congreso Nacional Africano donde fue asesinada Pauline. Continúa con las actividades de homenaje y memoria a los caídos y finaliza con tomas que visibilizan la vida cotidiana de mujeres, niñas y niños de esa localidad.
La huelga minera contra la compañía minera inglesa, Lonmin, con 28.000 trabajadores, dedicada a la extracción de platino y que terminó con la masacre de Marikana había conmovido al país. Viviendo en condiciones de miseria los trabajadores pedían dialogar con la empresa por un aumento salarial de cinco a doce mil quinientos rands (500U$S a 1250U$S). Ante la negativa patronal a negociar, la huelga continuó y los mineros se concentraron durante días en un pequeño promontorio de la localidad. En un clima de creciente tensión por una imponente presencia policial fueron bajando sus exigencias hasta que el día de la masacre en la pequeña localidad de Marikana, rodeados por 648 policías, varios vehículos antidisturbios y cuatro carros fúnebres se comenzaron a disolver con la sola pretensión de volver a sus casas con vida. La policía disparó contra una centena de hombres armados con palos pero en actitud de sumisión tal cual lo registraron las propias cámaras de la policía. Treinta y cuatro de ellos fueron asesinados a una distancia de dos o tres metros según demuestran las pericias llevadas adelante por el Tribunal que todavía investiga los hechos aunque hasta el momento no ha habido sentencias. La huelga continuó un mes más luego de la masacre. La represión contra el pequeño pueblo minero duró semanas, incluso contra las mujeres indignadas. Una de sus dirigentes, Pauline Masuhlo, fue asesinada a mansalva en las puertas del pequeño local del CNA al que hasta entonces pertenecía, un mes después de la masacre. En total sumaron cuarenta y ocho las víctimas de la represión y más de una centena de heridos. El operativo fue llevado adelante por la policía pero su responsabilidad llega a las más altas esferas del gobierno e incluye la complicidad del entonces principal sindicato minero, el NUM, integrante de la federación de trabajadores (COSATU). Otro sindicato minero el AMCU, asumió la lucha de los obreros e intentó una negociación que resultó infructuosa por la negativa patronal en connivencia con la cúpula gubernamental. Una ola de huelgas en las minas siguió a la masacre de Marikana, obteniendo aumentos salariales significativos. AMCU se convirtió en el sindicato mayoritario del sector.
A los dos años de la masacre se realizaron un conjunto de actividades conmemorativas apoyadas por la iglesia y un conjunto de organizaciones sociales y de derechos humanos mientras estaba en curso el juicio basado en las denuncias de estas mujeres.
*El poder es nuestro. (vieja consigna de la lucha contra el Apartheid)